martes, 26 de febrero de 2013

Amor

Amor, ¿alguien acaso puede explicarlo? Nunca muere, y viaja 
incansablemente por los corazones de todos nosotros, sin dar ninguna 
explicación. 

¿Realmente importa el resto?

Lo más hermoso que le puede pasar a alguien, es querer y ser querido. O incluso 
amar y ser amado.



El color negro con el que uno solía ver la vida, ahora se convierte en un cálido 
azul, o un apasionado rojo.

Nada nos preocupa del todo, siempre y cuando contemos con nuestros seres 
queridos. 

Y uno lucha empecinado en que ese amor dure por siempre, feliz de haberlo 
encontrado. 

Y escribe horas y horas, tan sólo pensando en su sonrisa, en sus ojos, en sus 
dichos.


Las palabras parecen nacer de los incansables dedos del escritor, y nada más.


Silencio. 

Paz.

El sólo hecho de saber que, al menos del otro lado del mundo, hay alguien que 
uno quiere, que siempre lo espera, lo desea, es suficiente motivo para sentirse 
afortunado.
El amor parece salvarnos de las inquietudes que todos tenemos, de esas preguntas 
que, aunque sabemos que no tienen respuesta, las buscamos hasta el cansancio.

En un instante, el delirio inunda estas palabras.

El amor lo es todo: es ganas de vivir, es energía, es el motor de la vida.

No hay nada más. 

El estudio y el trabajo son amor, ya sea a la profesión, o al deseo de aprender, 
de crecer, de madurar.


El hecho de luchar día tras día por ser felices, implica un cariño inmenso, 
primero, hacia nosotros mismos, por querer estar bien, y no tropezarse con 
llantos sin sentido, y luego, hacia el resto, que, al vernos contentos, también 
le sonríen a la vida. 

Todo es un ciclo alimentado por un amor único. 



Hoy descubrí que, a pesar de todo, es posible amar y ser amado, y por eso 
lucho. 

Sinceramente, no me importa si el mundo se opone, o si creen que yo no soy capaz 
de amar. 

MI corazón habla, y yo lo escucho. 

¿Realmente importa el resto? 



Fin.

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