miércoles, 27 de febrero de 2013

Animales

Por alguna oculta razón atribuimos a los animales defectos que sólo 
tenemos los hombres.




No es falsa la serpiente cuando repta zigzagueando en su andar;

es falso el hombre que deja la rectitud y anda por caminos sinuosos.



No es sucio el cerdo que se revuelca en el barro;

es sucio el hombre que enloda su espíritu con conductas inmorales.




No es cruel la hiena que ataca a su presa para alimentarse;

es cruel el hombre que hiere y tortura a sus hermanos.


No es charlatán el loro que repite sonidos huecos;

es charlatán el hombre que habla sin tener nada que decir.




No es cobarde la gallina que huye del enemigo por instinto;

es cobarde el hombre que no afronta los riesgos de su situación.




No es astuto el zorro que se hace el dormido para 
atrapar a su presa;

es astuto el hombre que simula para engañar.




No es mentiroso el tero que grita lejos de su nido para defender su cría;

es mentiroso el hombre que oculta la verdad que debería mostrar.




Tal vez, no se hace malo el hombre cuando se parece 
a los animales,

y se hace malo el animal cuando se asemeja a los hombres...



Fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario